Producción de alimentos y corrupción, los protagonistas del VIII pleno del Partido Comunista de Cuba
En esos puntos, Cuba vivió este año situaciones clave como la destitución de Alejandro Gil y el desmoronamiento de la industria alimentaria
El Partido Comunista de Cuba ha decidido llevar la fiscalización de los recursos del Estado a mayores, y convirtió la producción de alimentos y la lucha contra la corrupción en los temas centrales del VIII pleno del Comité Central, que se celebra desde este viernes y hasta el sábado en La Habana.
A puertas cerradas, y contando solo con la valoración de la prensa oficial, será difícil dilucidar si los funcionarios tratarán los principales ejemplos de mal manejo de estas situaciones en los últimos meses, como la defenestración de Alejandro Gil, ex ministro de Economía y Planificación o el fracaso del paquetazo que aumentó el precio del combustible casi cuatro veces.
El pleno, que se celebra pocos días antes de que se reúna la Asamblea Nacional, ha sido tradicionalmente el entorno en el que se toman las decisiones de mayor impacto en la vida nacional. Por ello es revelador que este año, en ausencia de Raúl Castro, sean Miguel Díaz-Canel, el primer ministro Manuel Marrero y el viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda, quienes lo presidan.
Según una nota de Granma publicada este viernes, el Comité Central se propone reevaluar "el estado de implementación de las proyecciones del Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía durante el primer semestre del año; y los resultados alcanzados en la producción de alimentos y la implementación de la Ley de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional”. Cada una de las medidas, hasta el momento, ha fracasado.
Empezando por Gil, su destitución fue el resultado de los “errores cometidos en el ejercicio de su cargo” y coincidió con el retraso en la implementación de los nuevos precios del combustible, el transporte y las tarifas eléctricas por un presunto "ataque" cibernético que detuvo gran parte de las operaciones de Fincimex, el brazo financiero del conglomerado militar Gaesa.
En marzo, con un mes de retraso en su cronograma, el Gobierno finalmente implementó los precios de los combustibles. La gasolina regular aumentó un 447,4%; el diésel, 375,8%; y la especial, un 374,5%. Las nuevas tarifas, acompañadas semanas antes por el incremento del costo del tabaco y el alcohol, se tradujeron en un disparo sin precedentes en la inflación registrada en los primeros meses del año.
La producción de alimentos, por su parte, tampoco vive su mejor etapa. En apenas seis meses Cuba ha sufrido el desmoronamiento de casi todos los sectores productivos clave (lácteos, cárnicos, granos y elaborados, por mencionar algunos), a excepción de unos pocos destinados a la exportación, que sostiene a duras penas, como el tabaco y la miel. La zafra es la peor de la historia del azúcar en la Isla y a la vez que las importaciones de alimentos del Estado caen –y suben las de los privados–, la dependencia de estas aumenta. Este año también, por primera vez, Cuba pidió asistencia al Programa de Alimentos de Naciones Unidas para abastecerse de leche en polvo destinada a los niños.
Las tensiones con los productores particulares también se encuentran en su cénit. Luego de que el Ministerio de la Agricultura anunciara en marzo que quedaba prohibida la compraventa de ganado para llevar a cabo un control de la masa ganadera, muchos incluso se han negado a seguir vendiendo carne y leche al Estado. El censo, no obstante, ha arrojado luz sobre la incomodidad de los guajiros con los términos que ofrece Acopio para contratarlos, pero lejos de pactar, el régimen ha puesto presión en los ganaderos, lo que le ha granjeado miles de litros de leche y toneladas de carne.
El Estado solo cedió, ligeramente, a finales de marzo, cuando una Gaceta Oficial aprobó los precios máximos de Acopio para la leche –unos 38 pesos frente hasta los 200 que se pueden pagar en el mercado informal por litro– y un pequeño estímulo solo para quienes sobrecumplan.
Este 1 de julio también debía implementarse un tope de precios para seis productos clave –el pollo, la leche en polvo, el aceite, las salchichas, las pastas alimenticias y el detergente en polvo–, pero las autoridades lo pospusieron por mantenerse aún en negociaciones con el sector privado, principal destinatario de la medida. La confusión generada por el anuncio, no obstante, ofreció un preludio a lo que está por venir: muchos particulares escondieron el pollo y otros alimentos pues prefieren venderlo en el mercado informal antes que sufrir pérdidas.
En resumen, el Comité Central, que ha cambiado cerca de una decena de sus secretarios provinciales en los últimos meses –entre otros movimientos a nivel ministerial– tendrá mucho para abarcar en estos dos días de sesión. Las soluciones o nuevos fracasos que salgan del encuentro –que influirán directamente en la vida de los cubanos– están por verse.
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